Alvaro Mejia Velez. El Colombiano, 19 febrero 1974.
Si, murió Yezid Santos pero no quiero llorar. Por que habría de hacerlo ante la tumba de un hombre que fue solo sonrisas transparentes?
Si, murió Yezid Santos, pero no quiero escribir con tristeza. Por que habría de hacerlo ante el cadáver de alguien que destilaba gracia y alegría en sus crónicas?
Si, murió Yezid Santos, pero no quiero mandar pésames, ni ponerme corbata negra. Por que habría de hacerlo ante el recuerdo de alguien que fue una canto a la claridad?
Por que murió Yezid Santos? Hombre, simplemente, por que había alcanzado la suficiente altura terrenal, un tan alto nivel que, aunque ni el mismo se diera cuenta, no cabía ya en estos confines.
Por que murió Yezid Santos? Hombre llanamente, por que quizás, el en lo mas intimo de su alma descubrió en un instante dado, que el voleibol y su basquetbol, que su s voleibolistas y basquetbolistas necesitan de un embajador especialisimo en las moradas celestiales.
Murió Yezid Santos cuando había culminado su tarea en muchos campos.
Murió Yezid Santos cuando había logrado brindar a su adorada esposa y a sus lindos hijitos un pequeño palacio, un gran reino de paz, un hogar con todas las leyes del amor.
Murió Yezid Santos cuando ya había logrado triunfar como un campeón en el subyugante campo de las ventas, cuando había logrado llevar drogas buenas y baratas a lejanas regiones de esta Antioquia que llego a amar tanto como a su Risaralda inolvidable.
Murió Yezid Santos cuando el voleibol antioqueño, su ciega pasión de siempre, había empezado a volar por senderos dorados, por sobre ruedas luminosas.
Yezid Santos, el hombre sin petulancia, el joven sin oscuridades, el muchacho sin odios, el deportista sin bajos sentimientos, el niño sin enemigos, el periodista de los finos vuelos cívicos, murió entre el aire y el viento, murió entre el medio día y bajo un claro firmamento, bajo el sol padre de sus nobles sudores...
Yezid Santos murió y yo solamente quiero dar un adiós a las lágrimas.
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